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Todos los días tenemos que tomar decisiones. Toda nuestra vida es elegir entre varias posibilidades y no siempre la opción que hemos elegido resulta ser la más acertada. Entonces empieza a parecer que si la elección hubiera sido otra, la vida sería mucho mejor, estos pensamientos dan lugar a la aparición de un síndrome de pérdida de beneficios.
Todo el mundo tiene predisposición a esta reacción psicológica. ¿Está de acuerdo, porque todo el mundo al menos una vez en su vida pensó que «la hierba es más verde en alguna parte»? Sólo algunas personas superan con bastante rapidez el síndrome del beneficio perdido, y para otras puede prolongarse durante años y desembocar en un estado depresivo. El arrepentimiento por la oportunidad perdida y la elección equivocada puede afectar a cualquier ámbito de la vida de una persona. Veamos cómo se manifiesta, a qué consecuencias conduce y cómo combatir este síndrome en el ámbito laboral y en los asuntos del corazón.
«Ah, si me hubiera hecho astronauta…».
Por regla general, el síndrome del lucro cesante en este ámbito viene de la infancia. Básicamente, es un arrepentimiento por no haber elegido una profesión creativa o por no haber conseguido los resultados deseados en el deporte. Obviamente, la falta de realización en la profesión elegida y la naturaleza rutinaria del trabajo que realizas provocan estos remordimientos. En esos momentos empiezas a recordar cómo brillabas en las actuaciones amateurs del colegio, actuabas en conciertos en la escuela de música, 5 años de duro patinaje artístico y bailes de salón. Te das cuenta de que trabajar como jefe de ventas o administrativo no es el límite de tus sueños, y que todo podría haber salido de otra manera si hubieras elegido otra profesión. Es bastante fácil superar este tipo de síndrome. En primer lugar, es necesario comprender de qué oportunidades perdidas se arrepiente: — ¿Le falta popularidad y reconocimiento público? — ¿No está satisfecho con su nivel de ingresos? — ¿Nunca le gustó la especialidad que eligió, y su elección vino determinada por sus padres, amigos, certificado escolar o nota de aprobado en un centro educativo? — ¿O quizá todo lo anterior? Cuando hayas determinado la causa de tus preocupaciones, tienes que decidir cómo puedes cambiar tu vida. Hay muchas maneras de hacerlo, pero tienes que responder a algunas preguntas: — ¿Estoy preparado para cambiar mi vida? — ¿Estoy dispuesto a aprender? — ¿Qué éxitos puedo conseguir en mi nueva profesión? (esta pregunta hay que tomársela en serio, sobre todo cuando se trata de profesiones creativas) — ¿Seré feliz si tengo una nueva profesión?
Recuerdos del primer amor
En las relaciones amorosas, este síndrome está muy extendido y es mucho más difícil de superar que en el ámbito profesional. La mayoría de los arrepentimientos están relacionados con primeros amores o romances de estudiante. Lo más frecuente es que se dé en personas que sienten que si hubieran elegido a otro compañero, toda su vida habría estado llena de amor. Recuerdan novelas de estudiantes, tímidos noviazgos escolares con poemas de amor, y les parece que con esa persona toda su vida habría sido una fiesta.
En mi consulta escucho muy a menudo una pregunta de este tipo: «¿Cómo me trata cierta persona y adónde nos llevará nuestra relación?». Efectivamente, la cuestión de las relaciones con nuestros seres queridos es muy importante para nosotros. Le ayudaré a mirar hacia delante, a comprender las razones de muchos acontecimientos, lo que le ayudará a tomar la decisión correcta.
En la mayoría de los casos, este sentimiento se da en personas que han mantenido una relación amorosa estable durante más de 8 años. Las principales razones son la rutina, la insatisfacción amorosa, los problemas domésticos y materiales. A veces es muy difícil superar este estado, pero es posible. En primer lugar, es necesario evaluar tus sentimientos hacia la pareja que está a tu lado. Recuerde aquellos momentos de noviazgo, amor y euforia, que condicionaron su elección. Date cuenta de que en el momento de tu elección él era el mejor y único para ti e intenta reavivar esos sentimientos. En cualquier ámbito de la vida en el que no experimentes el tormento del síndrome del beneficio perdido, recuerda que el arrepentimiento por lo que has hecho (incluida la elección) carece básicamente de sentido. No te atormentes con pensamientos sobre cómo podría haber sido, ¡y entonces sentirás plenamente la belleza de lo que está sucediendo!